lunes, 15 de noviembre de 2010

RICKY MARAVILLA


El partido estaba cerrado para un Vélez que buscaba y buscaba ante un Lanús que se defendía con uñas y dientes, pero en el complemento apareció Ricardo Álvarez y con una tremenda bomba abrió el partido dándole la victoria al Fortín para alcanzarlo a Estudiantes en lo más alto del Apertura. Con autoridad y buenos niveles, el conjunto de Gareca demostró que puede soñar y tiene con qué hacerlo



Confirmarse. Esa era la cuestión. En todo el sentido de la palabra, en cada una de sus letras. Vélez necesitaba demostrar y demostrarse que se puede quebrarle la suerte al destino, que lo que había cosechado el fin de semana pasado no era sólo un buen resultado. Necesitaba demostrar la personalidad justa para saltar al campo de juego para derrotar al siempre ordenado Lanús de Zubeldía para darle caza a un Estudiantes que había tropezado la noche anterior, para treparse a lo más alto del Apertura. Confirmarse, esa era la cuestión.

Porque por primera vez en el torneo, el rival que lideraba en soledad el Apertura, abría una puerta grande para que Vélez vuelva a depender de Vélez. Bah, como hasta ahora, porque de poco servía que Estudiantes no gane si Vélez no sumaba de a tres. Pero con el traspié del Pincha, el Fortín tenía que saltar al campo de juego con la frialdad de quien ejecuta una pena, con la sangre hirviendo de quien se deja llevar por sus impulsos. Porque también aprendió que los partidos no sólo se ganan con el virtuosismo que le imprimen los Silva, los Moralez o los Martínez; también los partidos se sacan adelante con la garra de los Somoza, los Cubero, los Domínguez o los Ortiz. Porque Vélez se dio cuenta que nadie te regala nada, que todo cuesta en esta Argentina inflacionaria; pero que también, nada está perdido.

Sin su aurícula izquierda con el sístole y diástole de sus impulsos futbolísticos como lo brinda Víctor Zapata; el equipo de Gareca supo reponerse a su ausencia con el pulso que le otorgó el capitán Somoza y la buena elección en la semana del entrenador en optar por el juvenil Ricky Álvarez para reemplazar al caudillo. Porque Ricky aportó lo suyo y mire que aportó. Tremendo bombazo de zurda, justo cuando el partido comenzaba a complicarse y el nerviosismo le ganaba partida tras partida a la razón y la mesura. Se hamacó de derecha a izquierda, justo para su mejor perfil, para despachar directo a red y previo a quemarle las manos a Caranta, un misil que depositó también a Vélez en la punta del campeonato. Salud al recambio, si una y otra vez el armario velezano sigue desbordante de jugadores talentosos. Por eso Ricky Maravilla Álvarez se sacó la camiseta y en una ofrenda perpetua elevó al cielo su voz en clara señal de guerra. La que entabla Vélez fecha tras fecha, por más que hace un par de éstas, lo daban por muerto.

Porque aparecen quienes tienen que hacerlo cuando la cosa no marcha y cuando cuesta. Porque Lanús vino con una idea similar a la de Estudiantes por más que los tres hombres de punta que ubicó en cancha Luisito Zubeldía desde los papeles aparenten otra cosa. Pasa que Vélez arrancó tibio, y se fue soltando con el correr de los minutos. Temió por Silva, con esa desafortunada jugada con Caranta en la que se tomó la rodilla y todo el estadio la cabeza. Por suerte fue solo un golpe de los tantos que por su entrega todavía se va a llevar esta bestia bruta del fútbol. Porque teme por Moralez que se fue algo maltrecho del campo de juego en el motivo del reemplazo que le brindó Gareca. Porque el Burrito saltó a cancha con 39 grados de temperatura que le coartaron su explosión, aunque así y todo se las ingenió en las pocas que tuvo para acercar peligro. Porque Leandro Somoza fue patrón y dueño del medio campo. Porque Ortiz y Domínguez los pilares sólidos del fondo. Porque Papa siempre fue opción, como también lo fue Cubero. Porque Augusto se merece si al fin, el reconocimiento a un muy buen partido; pensante y profundo, como te quiero. Porque Barovero tapa las que debe. Porque sin embargo, todo el plantel mostrándose mucho más que once respaldan al sueño. Porque así y todo, Caranta fue figura por las intervenciones en las que le negó más de un gol a Vélez. Porque así y todo, Vélez está para mucho más en el Apertura.



Porque en la recta final del Apertura, el Fortín le manda un mensaje bajo la puerta a su rival de lucha. Un mensaje que no entiende de postdatas, un texto firme y sincero en la declaración de principios en esta lucha digan por el cetro del campeonato pampero. Vélez exhibe sus cartas, las que lo trajeron hasta aquí. Con el vistoso andar explosivo de sus hombres de ataque, con la solidez defensiva y el ánimo por las nubes. Ojo que también reconoce los del rival, pero no se achica.



Maravilloso esta noche, Fortín. Maravilloso sueño del que no se puede uno despertar.



Carlos Alberto Martino

cmartino@velezsarsfield.com.ar

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